Escalada de protestas en Bolivia deriva en estado de emergencia y la OEA recomienda balotaje
El presidente Evo Morales volvió a proclamarse vencedor de los comicios del domingo y desestimó las manifestaciones como una maniobra de la “derecha internacional”.
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La tensión social está aumentando en Bolivia. El descontento ante el supuesto fraude electoral, por la manipulación durante el conteo de votos emitidos el domingo, sacó a la gente a la calle y las manifestaciones están lejos de parar.
Sin embargo, el presidente de ese país, Evo Morales, en vez de poner paños fríos, sólo calentó más los ánimos: el mandatario ayer se autoproclamó vencedor y declaró estado de emergencia, acusando a la oposición de gestar un golpe de estado.
“Denuncio ante el pueblo boliviano, está en proceso un golpe de Estado. Se ha preparado la derecha con apoyo internacional. Hasta ahora hemos aguantado y soportado con paciencia para evitar violencia”, dijo Morales en conferencia de prensa en la Casa Grande del Pueblo, según el medio local La Razón.
Según el Órgano Electoral Plurinacional (OEP), el recuento oficial más reciente al cierre de esta edición -con 97,28% actas computadas- mostró que el actual presidente obtuvo 46,21% de los votos. La cifra lo posiciona cerca de 9,01 puntos arriba de su principal rival, Carlos Mesa, quien marcó 37,2%. Sin embargo, queda por debajo de los 10 puntos porcentuales que necesita para evitar una segunda vuelta.
En línea con las cifras, la situación llamó la atención de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que se reunió de manera extraordinaria y decidió que, independiente de que se termine el nuevo conteo de votos, se lleve a cabo de todas maneras un balotaje.
Disturbios al alza
Para Morales, los disturbios que se están llevando a cabo están orquestados por los comités cívicos y militares en retiro.
En entrevista con la radio local Panamericana, el mandatario criticó a los supuestos responsables y los tildó de “vendepatria, ahora golpistas”. Además, amenazó con que “no pasarán”, a pesar de haber puesto en marcha “el golpe de estado” con “apoyo internacional” vinculado principalmente a Estados Unidos y la Unión Europea, ya que ambas administraciones criticaron la situación en la que se encuentra Bolivia.
Uno de los focos de violencia se ha concentrado en contra de instalaciones electorales. Al cierre de esta edición, ya se registraban siete sedes incendiadas, en ocho de nueve regiones del país.
Según medios locales, el mandatario manifestó que al destruir las dependencias del Tribunal Electoral Departamental (TED) -además de los daños a las casas de campaña de su partido, Movimiento al Socialismo (MAS)- se impide el conteo de votos.
El llamado a paro desde el Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade) tampoco ayuda al plan del oficialismo.
Ayer al menos siete regiones anunciaron un paro cívico por el cual ya se han producido bloqueo de carreteras y detención total del sistema de transporte público. Incluso, la ciudad de Santa Cruz ya radicalizó su postura hacia un paro indefinido.
En esta defensa, el líder de la Casa Grande del Pueblo no está solo.
La Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam) le dio un espaldarazo a Morales y apuntó a su principal rival en los comicios, Carlos Mesa, de motivar los conflictos a raíz de sus declaraciones un día después de la votación, cuando señaló que la ciudadanía “no va a aceptar este resultado que está totalmente tergiversado y amañado”.
“La evaluación que se ha hecho esta mañana (el martes) ha sido bastante profunda, no podemos aceptar que desconozcan el voto ciudadano, el voto rural, el voto del campesino, de los indígenas, confundiendo a la población y haciendo ver de que hubiera fraude”, dijo por su parte el ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB) –parte de la Conalcam-, Juan Carlos Huarachi.
Intervención de la OEA
En una sesión extraordinaria, la Organización de los Estados Americanos (OEA) se reunió para analizar el presunto fraude electoral y la recomendación fue bastante directa, ya que aseguraron que una segunda vuelta es la “mejor opción” para las elecciones en Bolivia.
“En caso de que el margen de diferencia sea superior al 10%, estadísticamente es razonable concluir que será por un porcentaje ínfimo. Debido al contexto y las problemáticas continuaría siendo una mejor opción convocar una segunda vuelta”, concluyó el Informe Preliminar de la Misión de Observación Electoral de la OEA en Bolivia.
Ante esto, el gobierno no tardó en responder: el embajador del país en la OEA, José Alberto Gonzales, recalcó el compromiso de la administración de Morales en “la defensa del voto ciudadano y de la democracia”, además de recordarle al organismo que nunca hubo un compromiso para entregar el 100% de la Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP).
En tanto, el canciller Diego Pary y el ministro de Justicia y Transparencia Institucional, Héctor Arce, viajarán a la sede principal del organismo en Washington para analizar con mayor profundidad las dudas sobre los comicios.